dimecres, 21 d’octubre del 2009

Heus ací un gat kàrmic...

"El gato se desenroscó. Se desperezó y estiró los músculos. Luego parpadeó."





"Todavía le quedaban pegadas algunas espinas de sueño. Una curiosa forma de fatiga que le tintineaba en los huesos y se le aferraba con la insistencia de los chancros. Por un instante, el gato miró sin ver. Después dejó que la rutina tomara las riendas."


"Era un gato como ningún otro. No se enredaba entre sus piernas ni frotaba la cara contra sus pantorrillas. No arqueaba el cuello de placer cuando le rascaba la espalda. Ni siquiera se hacía un ovillo a sus pies. Y sin embargo, le gustaba estar tan cerca de ella como le fuera posible."


** "El gato kármico", a El sátiro del metro, d'Anita Nair.

1 comentari:

Natsuki ha dit...

Què maco...! ;-)
l'Akira, la petitona, és així: autista i esquerpa (que no dolenta), però dorm als nostres peus moltíssimes nits. Ni contigo ni sin ti, però quan vull "mimos",et busco! xDDDD